martes, 25 de enero de 2011

Una parola è morta quando vien detta, dicono alcuni. Io dico che comincia a vivere soltanto allora.
Emily Dickinson


sábado, 22 de enero de 2011

Y las horas...



 Creía que aquello era el comienzo de la felicidad, pero en realidad, era 'la' felicidad 

viernes, 21 de enero de 2011

In memoriam

"Superar exige asumir, no pasar página o echar en el olvido. En el caso de una tragedia requiere, inexcusablemente, la labor del duelo, que es del todo independiente de que haya o no reconciliación y perdón. En España no se ha cumplido con el duelo, que es, entre otras cosas, el reconocimiento público de que algo es trágico y, sobre todo, de que es irreparable. Por el contrario, se festeja, una y otra vez, en la relativa normalidad adquirida, la confusión entre que algo sea ya materia de historia y el que no lo sea aún, y en cierto modo para siempre, de vida y de ausencia de vida. El duelo no es ni siquiera cuestión de recuerdo: no corresponde al momento en que uno recuerda a un muerto, un recuerdo que puede ser doloroso o consolador, sino a aquél en que se patentiza su ausencia definitiva. Es hacer nuestra la existencia de un vacío."
Carlos Piera, "Introducción" a Tomás Segovia: En los ojos del día: antología poética

Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez


until...


Until you learn to see,
until you set free. 

jueves, 13 de enero de 2011

l'inverno


in the midst of winter, I found there was, within me, an invincible summer.

Variaciones sobre el instante eterno

Por qué te olvidas y por qué te alejas
del instante que hiere con su lanza.
Por qué te ciñes de desesperanza
si eres muy joven, y las cosas viejas.
Las orillas que cruzas las reflejas;
pero tu soledad de río avanza.
Bendita forma que en tus aguas danza
y que en olvido para siempre dejas.
Por qué vas ciego, rompes, quemas, pisas,
ignoras cielos, manos, piedras, risas.
Por qué imaginas que tu luz se apaga.
Por qué no apresas el dolor errante.
Por qué no perpetúas el instante
antes de que en tus manos se deshaga .
Jose Hierro

martes, 4 de enero de 2011

Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be,
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance,
I have winced but not cried aloud.
Under the bludgeonings of chance,
My head is bloodied but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears,
Looms but the horror of the shade.
And yet the menace of the years,
Finds, and shall find me, unafraid

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate,
I am the captain of my soul.

William Ernest Henley