viernes, 8 de junio de 2012

Trajinantes de alegrías

Mientras haya
alguna ventana abierta,
ojos que vuelven del sueño,
otra mañana que empieza.
Mar con olas trajineras
—mientras haya—
trajinantes de alegrías,
llevándolas y trayéndolas.
Lino para la hilandera,
árboles que se aventuren,
—mientras haya—
y viento para la vela.
Jazmín, clavel, azucena,
donde están, y donde no
en los nombres que los mientan.
Mientras haya
sombras que la sombra niegan,
pruebas de luz, de que es luz
todo el mundo, menos ellas.
Agua como se la quiera
—mientras haya—
voluble por el arroyo,
fidelísima en la alberca.
Tanta fronda en la sauceda,
tanto pájaro en las ramas
—mientras haya—
tanto canto en la oropéndola.
Un mediodía que acepta
serenamente su sino
que la tarde le revela.
Mientras haya
quien entienda la hoja seca,
falsa elegía, preludio
distante a la primavera.
Colores que a sus ausencias
—mientras haya—
siguiendo a la luz se marchan
y siguiéndola regresan.
Diosas que pasan ligeras
pero se dejan un alma
—mientras haya—
señalada con sus huellas.
Memoria que le convenza
a esta tarde que se muere
de que nunca estará muerta.
Mientras haya
trasluces en la tiniebla,
claridades en secreto,
noches que lo son apenas.
Susurros de estrella a estrella
—mientras haya—
Casiopea que pregunta
y Cisne que la contesta.
Tantas palabras que esperan,
invenciones, clareando
—mientras haya—
amanecer de poema.
Mientras haya
lo que hubo ayer, lo que hay hoy,
lo que venga. 

Confianza (Pedro Salinas)